¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE?
No ha sido definido, se el primero en definirlo
DEFINELO TU MISMOPero estas palabras estan cerca:
Rep. Dominicana
Jun  
17
 2011
1. Acción y efecto de desvivirse por una persona, animal o cosa. Sinónimo de: Aficiarse, Enamorarse.
2. Torcer, inclinar alguna cosa a un lado más que a otro.
Derrengar, desriñonar, deslomar y descaderar: aluden a la acción de sufrir o de causar (de ahí su uso transitivo o pronominal) una lesión en la columna o en la zona lumbar de una persona o de un animal; los verbos baldar, moler, agotar y rendir hacen alusión a un estado de extremo cansancio caracterizado por un dolor general en todo el cuerpo.
1. El tipo ta' pa' ella y desde que la ve, acto seguido, se derrienga.
2. Le dió un palo que lo dejó derrengao.
Rep. Dominicana
Rep. Dominicana
El jabon de cuaba es un producto que se utiliza para quitar el bajo a cuca y tambien el bajo a cul.... ya que su fuerte accion antibacterial lo permite. nota las personas que no le gusta en pasta lo pueden usar liguido y es de maas glamour....
cuando vas a usar el jabon de cuaba tienes que revisar priemro que no tenga pelos de quin se baño primero que tu, segundo que no este medio blanco por que a lo mejor lo dejaron caer en el inodoro y lo casaron asi, tercero que no este rullido pues los ratones comen jabon y ultimo que no tenga tierra o otras cosas pegadas por que te sentiras como que te bañaste con un briilo gordo.....
Rep. Dominicana
Venezuela
Adjetivo calificativo equivalente a asustadizo, miedoso, falto de garra o falta de arrojo. Relacionado a cagon, que refiere al acto defecatorio incontrolable asociado a un momento de extremo peligro, miedo intenso. El sufijo “litroso” debe estar asociado a la medida de volumen que se advierte de plano. En conclusion se debe utilizar como un superlativo al calificar un estado de miedo o falta de arrojo.
Juan es un cagon pues no se atrevio a hacer su papel en la obra
, pero Carlos es un cagalitroso, siquiera salio de su habitacion para ir a la presentacion.
Venezuela
México
¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
En la Anarquía del lenguaje en la América española, Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli (aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en casi toda América y en algunas regiones de España, asociados a las bebidas alcohólicas o no: chingaste son los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos del café; en todo México se llama chínguere o, significativamente, piquete al alcohol; en Chile, Perú y Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un chinguirito es un trago de alcohol.
Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y Argentina se chinga un petardo, "cuando no revienta, se frustra o sale fallido". Y las empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las acciones que no llegan a su término, se chingan. En Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar, asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo agresivo, como puede verse por todas esas significaciones: descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar.
En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: "se chingó". Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: "hizo una chingadera".
La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.
Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de "lo cerrado" y "lo abierto" se cumple así con precisión casi feroz.
El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran. Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detritus y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo.
Hay, además del resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran pintura española. Sólo un español puede hablar con autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal, los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerte, sobre lo abierto.
La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos especialmente entre la casta de los "políticos", esto es, de los profesionales de los negocios públicos es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).
El verbo chingar maligno, ágil y juguetón como un animal de presa engendra muchas expresiones que hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones con los amigos. El soborno se llama "morder". Los burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.
La voz tiene además otro significado, más restringido. Cuando decimos "vete a la Chingada", enviamos a nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple asociación fonética lo comparamos a la China, que es también inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada. Es la nada.
Octavio Paz - Octavio Paz
De El laberinto de la soledad
México
España
Valeroso y arrojado artista que enfrenta, armado tan solo con una espada, pues tal es su valor, a una bestia cruel y maligna, rasgos claramente discernibles en su condición de herbívoro y en la ausencia de garras y colmillos de su anatomía. Como medida cautelar, tan nefasta criatura es torturada previamente al encuentro, todo en pro de mantener la igualdad de condiciones entre esta, cuyos siniestros instintos le instan a desear marcharse pacíficamente, y el honorable individuo fosforito que busca la gloria en su sacramente justificado acto de tortura y asesinato de un ser de perversa inocencia
"Ese torero no terminó los estudios, pero se cree importante por ganarse la vida matando animales"
España
Rep. Dominicana
Sep  
23
 2014
Sonidista es un individuo al cual le gusta mucho llamar la atención y hacerse notar sobre los demás, generalmente en sitios públicos de ambientes sociales donde se consumen bebidas alcohólicas y fuerte música.
Le gusta mucho tirarse fotos con colegas y amigos con tragos extravagantes y ropa ligeramente cara. Su objetivo es obtener fama en su nicho social y los medios que utiliza son los siguientes:
• Uso casi obligatorio de ropa a la moda y ligeramente cara.
• Hacer expresiones confusas en las fotos que puede salir.
• Permanecer tiempo prolongado en discotecas u otros sitios similares.
• Hacer posible la utilización de los medios anteriores aunque se quede sin dinero.
Chopos
Rep. Dominicana
Perú
Salado es una persona con "mala suerte" en eso estamos de acuerdo todos los latinoamericanos, pero lo que nadie parece saber (al menos en la web) es, por qué. El término se emplea desde el siglo XVIII y, nació en la ciudad de Lima, cuando por orden de la santa inquisición, mataron en la hoguera al primer mártir evángelico del Perú, Mateo Salado, por el simple hecho de haber traido consigo desde Europa una biblia. Debemos recordar que, por aquel entonces, dicho acto estaba prohibido. A partir de entonces comenzaron a llamar por su apellido "Salado" a todo aquel cuya suerte no le favorece en lo más mínimo.
"Este pata está más salado que calzoncillo de pescador"
Perú